Dícese de aquella persona que conserva una determinada institución más por miedo o por inercia que por valentía o buenas razones.
Una institución se define comúnmente como un complejo distintivo de actos sociales. Así, podemos hablar de la ley, de la clase, del matrimonio o de la religión organizada como instituciones establecidas (…) Las instituciones proporcionan maneras de actuar por medio de las cuales es modelada y obligada a marchar la conducta humana, en canales que la sociedad considera los más convenientes. Y este truco se lleva a cabo haciendo que estos canales le parezcan al individuo los únicos posibles.
Peter L. Berger, 1963
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