LA DIFÍCIL CORRELACIÓN ENTRE INTELIGENCIA Y TAMAÑO DEL CEREBRO EN SU MASA TOTAL Y EN SUS REGIONES ESPECÍFICAS.
La obsesión por el tamaño y por destacar al individuo y a la especie humana de las demás nos ha llevado también a difundir popularmente la idea de que el tamaño del cerebro humano es un indicador de la inteligencia. El neurocientífico Christof Koch hace un recuento de esta idea y de los datos científicos que la soportan o refutan.
Nos dice Koch que un estudio notó que el tamaño promedio del volumen del cerebro en hombres adultos es de 1,274 centímetros cúbicos y el de una mujer es de 1,131 centímetros. Sin embargo, pruebas de inteligencia no muestran una diferencia sustancial entre la inteligencia de los sexos.
Un caso llamativo es el de novelista ruso Ivan Turgenev, un gigante literario con un cerebro de 2,001 gramos; otro gran escritor, el francés Anatole France, pesó sólo 1,017 gramos.
Según Koch, el volumen total del cerebro se correlaciona con un porcentaje de entre 9 y 16% más inteligencia. No existen, sin embargo, datos claros que comprueben si la inteligencia es el resultado de un cerebro más grande o si el cerebro más grande se hace así por la inteligencia o incluso algún otro factor desconocido.
Por otro lado, experimentos que toman en cuenta conexiones particulares de ciertas regiones del cerebro de un individuo, algo así como un “huella digital neural”, según Koch, logran predecir con mayor efectividad la inteligencia fluida, esto es, la capacidad de resolver problemas en situaciones novedosas, encontrar patrones y razonar independientemente.
La importancia del tamaño del cerebro es también puesta en duda cuando comparamos nuestros cerebro con el de otros animales y algunos homínidos. El caso del Neanderthal llama la atención: pese a tener un cerebro de más de 150 cm cúbicos en promedio que el nuestro, su masa cerebral de poco le sirvió para evitar la extinción. Una abeja, por ejemplo, puede realizar toda una serie de tareas complicadas para dar a conocer el lugar en el que se encuentra un alimento y logra hacerlo con un cerebro un millón de veces más chico que el de un ser humano. Koch se pregunta “¿Realmente somos 1 millón de veces más inteligentes que las abejas? Ciertamente no, si me fijo en cómo nos gobernamos a nosotros mismos”.
Ya que normalmente los animales más grandes tienen cerebros más grandes, se tiene una regla que busca señalar a los animales que tienen mayor masa cerebral en proporción a su masa corporal total. En el caso de los seres humanos es del 2%. Si bien esto hace que superemos a los delfines, a las ballenas o a los elefantes, también hace que algunos pájaros e incluso algunos mamíferos como la musaraña nos venzan en este sentido. Otro intento de hacer reinar al hombre en la jerarquía del intelecto, ha sugerido que lo que importa es tener más cantidad de células nerviosas en lugares ligados a las funciones superiores de la inteligencia. Pero en esto también nos superan, las llamadas “ballenas piloto” (en realidad delfines) que tienen el doble de células en el neocórtex, la región elegida para hacer esta distinción.Koch recuerda que el mismo Darwin había notado que en realidad lo que nos hace únicos es una serie de combinaciones que en su conjunto nos distinguen y no algo en específico. Sin embargo, esta cualidad de ser especiales en su multifactoriedad única tal vez pueda decirse de muchas otras especies.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario