No hay duda alguna de que en nuestra infancia, todos los seres humanos ignoramos o desconocemos divinidad alguna, por lo que vale preguntarnos ¿Cómo se crea un creyente y un ateo?
Posteriormente en la siguiente etapa de ADAPTACIÓN, el niño la va a “asimilar” comparando la nueva información (DIOS) con los “esquemas o conocimientos previos”, es en esta etapa en donde la CURIOSIDAD para investigar, la INTELIGENCIA para hacer razonamientos lógicos válidos y el VALOR para aceptar o rechazar las conclusiones de sus razonamientos, juegan un papel fundamental y decisivo.
Si la CURIOSIDAD, INTELIGENCIA, pero sobretodo el VALOR del niño es BAJO (CIV), entonces este CIV le generará un “nuevo equilibrio” y este será (DIOS SI EXISTE) e incluirá a DIOS el resto de su vida como CREYENTE, sin la posibilidad de tener un nuevo “desequilibrio cognitivo” en relación a (DIOS), es decir el creyente será creyente el resto de su vida.
En esa condición, el niño creyente podrá aprender la religión de sus padres o de la sociedad donde vive o incluso no tener religión, pero sin dejar de ser creyente. El hecho de tener un CIV bajo, implica necesariamente que el creyente no pueda vivir sin la “protección” y “seguridad” que le proporciona su dios, de ahí que el creyente necesite cuando menos a un dios en su vida.
Por otra parte, si la CURIOSIDAD, INTELIGENCIA, pero sobretodo VALOR del niño es ALTO (CIV), entonces este CIV le generará un “nuevo equilibrio” y este será (SIN-DIOS) y excluirá a DIOS durante el resto de su vida como ATEO, sin la posibilidad de tener un nuevo “desequilibrio cognitivo” en relación a (DIOS), es decir que el ateo será ateo el resto de su vida.
En esa condición, el niño ateo aprenderá invariablemente y por sí mismo a vivir sin dios. El hecho de tener un CIV alto, implica necesariamente que el ateo puede vivir su vida tranquilamente sin la ayuda de algún dios protector, de ahí que el ateo vivirá sin dioses el resto de su vida.
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