Estamos viviendo tiempos extraños. Nos encontramos inmersos en una revolución tecnológica sin precedentes (casi dependencia imparable), con una masificación de la información, cuyo monopolio está en manos de fuerzas que domeñan las conciencias de las masas.
A diario, miles de noticias inundan los encabezados de los periódicos, los noticieros de la radio o los programas tertulianos de la televisión. Pero esas noticias no son objetivas en su mayoría, domeñadas por los intereses del poder. Por ejemplo, la noticia sobre una guerra en el extranjeros con un saldo de miles de muertos, ya no impresiona a nadie, se ha hecho habitual este tipo de noticias creando impresiones erróneas, buscando siempre un .enemigo, un oponente moral o espiritual, sin indagar en las verdaderas raíces del conflicto. O, poniendo otro ejemplo, las continuas crónicas necrológicas de mujeres maltratadas o niños desaparecidos; asesinatos, ya nadie se acuerda de los casos que ocurrieron hace poco más de un lustro.
Este bombardeo masivo es un instrumento de manipulación inhumano (los gobiernos de turno aprovechan de esto para distracciòn de sus pueblos) . Existe tanta flujo informativo entrando en nuestras cabezas que, al fin y al cabo, tendemos a desecharlo rápidamente; y lo que supimos ayer, ya no nos acordamos mañana.
Esto está ocurriendo. Muy pocos miran atrás. Casi nadie se interesa por intentar comprender un conflicto contemporáneo desde sus raíces. Nadie sabe hacer una crítica bien fundamentada de algún hecho en particular... Únicamente vemos, oímos y... olvidamos.
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