Los sistemas complejos como los mercados, el transporte e Internet parecen estables, pero su complejidad los hace inherentemente frágiles. (…) Mientras funcionan son una maravilla, pero cuando fallen nos preguntaremos por qué no reconocimos a tiempo los peligros que conllevaba depender de ellos. (…) El GPS está a disposición de los civiles desde hace apenas 20 años. Cuando falle, los conductores solamente sufrirán algunas molestias, sin embargo la mayor parte del transporte aéreo y marítimo se interrumpirá. Internet fue diseñado para sobrevivir a todo tipo de ataques, no obstante (...) cuando se venga abajo, las fábricas se pararán, las centrales eléctricas dejarán de funcionar, los aviones y los trenes no saldrán, los hospitales y las escuelas se paralizarán, y la mayor parte del comercio cesará. ¿Qué pasará cuando la gente no pueda comprar la comida? El caos social (…).
Randolph Nesse, 2013 (traducción un tanto libre).
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