¿Desde cuándo es más fiable una práctica que no tiene base científica que una con fundamentos y pruebas? (Me refiero a la homeopatía, por ejemplo, o a la acupuntura). Los fantasmas, los masajes quirománticos con cuarzo volcánico hawaiano, los ovnis, el creacionismo, el tarot o la adivinomancia mediante la lectura de las estrías del año (la rumpología) son atracciones de una feria de lo absurdo. ¿Cuándo la ciencia se convirtió en la explicación menos apetecible, seductora para los fenómenos del universo?
Hay una teoría al respecto. La ciencia, el conocimiento humano, es el niño que espía detrás de la cortina del mago, el que descubre los trucos del universo. Para muchos es el que mata la magia y por eso le huyen y se aferran a los irracional o lo imposible con tal de conservar su parcela de imaginación intacta. Pero la realidad es que, como decía Ralph Waldo Emerson, “la magia y todo lo que le rodea es solo un profundo antecedente de los poderes de la ciencia”. Y allí hay mucha magia, mucho más asombro del que podríamos comprender. Supongo que por eso a veces nos abruma. Pero otras nos deja imágenes como esta, de la Estación Espacial Internacional…
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