"...la música y la ciencia tienen en común el hecho de que son puras y están relacionadas con el alma, sin relación con cosas como el pan o la mantequilla. Son responsables de la evolución de la raza humana, y es nuestra responsabilidad también ver cuán lejos pueden llegar. En cierto sentido, tienen un espíritu artístico común.”
A lo largo del siglo XX, se ha ido formando un erróneo estereotipo alrededor de la figura de los músicos de rock: El de personas con exesos e incultas cuyo modo de vida es el del famoso tópico “sexo, drogas y rock and roll”. Sin embargo, como en todos los estereotipos, esta es una visión que resulta ser prácticamente falsa en la mayoría de las ocasiones.
La relación entre el arte y la ciencia ha sido desde siempre muy controversial. Históricamente, los grandes intelectuales han sido músicos, arquitectos, pintores y filósofos al mismo tiempo. Pero a medida que comenzó a desarrollarse la ciencia moderna y surgieron nuevas ramas del arte, la relación comenzó a ponerse un tanto ríspida.
Estas ideas van de la mano con los primeros descubrimientos que han hecho los neurólogos. Un médico francés llamado Pierre Paul Broca publicó en 1863 una investigación que hizo sobre 20 cerebros de personas que habían tenido problemas con el lenguaje, en el que observó que todos tenían daños en la parte frontal del hemisferio izquierdo. En los años siguientes otros científicos siguieron sacando conclusiones sobre la lateralización de las funciones cerebrales y comenzó a armarse la idea de que en el hemisferio izquierdo del cerebro se desarrollan funciones relacionadas con la lógica, la matemática, la planificación, el lenguaje, etc.; mientras que en el derecho los sentimientos, la creatividad y diversas actividades relacionadas con las artes. Por lo que suele extrapolarse a que artistas y científicos son personas totalmente opuestas.
La extrapolación no sólo es errónea, sino que también lo es la concepción de los hemisferios tan diferentes. Los avances en neurología de la última década se han hecho escaneando el cerebro de personas vivas y muestran que para casi todas las actividades (lógicas o creativas) se requieren de muchas regiones de nuestro cerebro en simultáneo.
“La poesía muchas veces nos permite vislumbrar respuestas que la física no puede darnos. Si uno se fija en la historia de los grandes descubrimientos, hay mucho de ciencia en la poesía, y mucho de poesía en la ciencia -comenta el físico tucumano Alberto Rojo (que también es guitarrista y ha tocado junto a Mercedes Sosa y Charly García), y continúa-, Einstein procede, en gran medida, como un artista. La primera frase de su artículo de 1905 sobre la relatividad es un argumento de simetría. A él le resulta raro que no sean simétricas las teorías anteriores. Es un criterio estético. Tanto su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico como el de la relatividad invocan argumentos de simetría y de belleza.”
La Ciencia y el arte son inevitablemente dos caras de la expresión de nuestra creatividad como seres humanos. Recorremos y estudiamos la historia de muchos músicos, que a pesar de no ser estereotipados como intelectuales, han recorrido el camino de las ciencias duras.
Queen y su canción sobre la Teoría de la Relatividad
10 Cientìficos estrellas del Rock
10 Cientìficos estrellas del Rock
Co-fundador y vocalista del grupo de punk rock californiano Bad Religion, Graffin estudió antropología y geología en la universidad de California (UCLA) y obtuvo su doctorado (PhD) en el año 2003 en la universidad de Cornell, con una tesis relacionada con la zoología titulada “Monism, Atheism and the Naturalist Worldview: Perspectives from Evolutionary Biology”, de la que podemos leer un resumen en este enlace.
Actualmente, Greg Graffin es profesor de ciencias en la universidad de Cornell. Durante un semestre entero, su frenético día oscila entre la labor de profesor por las mañanas (preparando charlas de biología y dando clase a sus alumnos), y su vida como rockero el resto del día, grabando un nuevo disco junto a sus compañeros de Bad Religion. “Nunca he trabajado tan duramente en mi vida”, dice Graffin, “pero es la única forma de combinar ciencia y música”.
Guitarrista y cantante de The Offspring, otra mítica banda de punk rock californiana, fue uno de los mejores estudiantes de su instituto (el “valedictorian” de su promoción, un título concedido al alumno con las mejores notas). Más tarde, Holland estudió Biología en la universidad del sur de California (USC) especializándose en Biología molecular, y estuvo a punto de obtener su doctorado en microbiología, pero lo tuvo que abandonar para centrarse en su banda de rock. Sigue en activo con su grupo y hace unas semanas actuaron en España.
Vocalista de otro grupo de punk rock californiano, The Descendents, es doctor en Bioquímica por la universidad de California y actualmente trabaja en la investigación científica en la empresa privada, concretamente en la multinacional DuPont. Aukerman desarrolla su actividad investigadora en el área de la biotecnología vegetal, con interesantes publicaciones como las que podemos encontrar en este enlace.
Los fans del grupo recordarán que el primer álbum se llamaba “Milo Goes to the College”, lo cual es un guiño encubierto, ya que en esa época Milo iba realmente a la universidad.
Al igual que otros rockeros, Milo también encuentra relación entre el punk y la ciencia, tratando a ambas materias como medio para buscar libertad. Sin embargo, a menudo se ha visto obligado a relegar su actividad científica por su carrera musical. “No puedo hacer una gira y ciencia a la vez, a menos que alguien construya un laboratorio en la parte trasera del bus”.
El líder de Boston, una de las mejores bandas de rock de los años 70, es un ingeniero mecánico formado nada más y nada menos que en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde se graduó y realizó un máster.
Ya desde pequeño tenía una fuerte inclinación por coleccionar todo tipo de bicicletas, modelos de aviones… siempre con el objetivo de arreglar o crear nuevos inventos: “Yo era un reparador, un constructor y un inventor desde que tengo memoria”.
Ya desde pequeño tenía una fuerte inclinación por coleccionar todo tipo de bicicletas, modelos de aviones… siempre con el objetivo de arreglar o crear nuevos inventos: “Yo era un reparador, un constructor y un inventor desde que tengo memoria”.
Scholz compaginaba la música con un puesto como ingeniero de diseño en la empresa Polaroid. Empezó a tocar la guitarra con 21 años y en pleno apogeo de su carrera empleó sus conocimientos científicos y técnicos para inventar, en 1982, el amplificador de guitarra para auriculares conocido como Rockman.
Guitarrista ocasional en las bandas de rock Steely Dan y en The Doobie Brothers, Jeff “Skunk” Baxter es un conocido consultor de sistemas de defensa, especializado en misiles, colaborando incluso como asesor del Congreso de los EEUU y con la NASA. Durante su carrera como músico, Baxter se interesó en la tecnología empleada en las grabaciones y comenzó a estudiar por su cuenta los algoritmos de compresión de datos. De forma autodidacta investigó los sistemas de misiles y su interés creció hasta el punto de que llegó a publicar un artículo que le abrió las puertas a la consultoría científica de defensa. Este vídeo resume su historia. Y esta frase su motivación:
“Nosotros pensábamos que las mesas de mezclas eran para reproducir discos hasta que llegaron los raperos y empezaron a usarlas como instrumentos, y también pensábamos que los aviones eran para llevar pasajeros hasta que los terroristas demostraron que podían ser usados como misiles. Mi objetivo es investigar las tecnologías existentes e intentar encontrar otras formas de usarlas”
Famoso mundialmente por formar parte de uno de los dúos de cantautores más conocidos, era también todo un amante de las matemáticas. Este integrante de Simon and Garfunkel estudió en un principio historia del arte y, más tarde, consiguió un máster en matemáticas. Compaginando su vida musical con la científica, llegó a tener un trabajo como profesor en la escuela privada Litchfield e incluso inició un doctorado sobre educación matemática (el cuál acabó abandonando, ya que su vida musical era por entonces demasiado activa).
Brian May
Dejamos para el final a uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos. Sir Brian Harold May, del grupo Queen, es un verdadero apasionado de la astrofísica. Estudió física y matemáticas en el Imperial College de Londres, e incluso estuvo un tiempo en las islas Canarias, haciendo estudios de distintos fenómenos astronómicos en el Observatorio del Teide. Pero el enorme éxito de su grupo le impidió continuar con su trabajo científico.
En el año 2007, cuando ya había terminado su trayectoria como guitarrista de Queen, decidió finalizar lo que había empezado treinta años atrás. Pocos podrían pensar que el autor de himnos del rock como We Will Rock You o The Show Must Go On es también el responsable de la tesis “Velocidad radial en la nube de polvo zodiacal”.
También tiene el privilegio de ser rector honorífico de la Universidad John Moores, en Liverpool, donde suele asistir normalmente a los actos de mayor importancia; y doctor honoris causa por la universidad de Hertfordshire. Además, es coautor de un libro llamado Bang! The Complete History of the Universe y colaboró en el programa de la BBC “Sky at night”.
Como decíamos al principio, las cosas no son tan sencillas como parecen. Del mismo modo, pero a la inversa, podemos encontrar también científicos con una doble vida musical. Ahí tenemos, por ejemplo, al famoso físico y divulgador Brian Cox, que también ha tocado en un pequeño grupo de rock o al grupo Max-Q formado en exclusiva por astronautas de la NASA. Quizás, como decía May, la música y la ciencia no estén tan separadas.
¡QUE VIVA EL ROCK!
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