Al parecer, pocas cosas en nosotros escapan a la genética, y si pensabas que tus amigos son muy diferentes a ti te equivocaste. Según un estudio reciente, elegimos a nuestros amigos por su genética, lo que los hace similares a nosotros. Decir que son nuestra familia es entonces correcto, porque de acuerdo a la selección vas creando un grupo con similitudes en el ADN.
Para descubrir esto, los científicos de la Universidad de Yale usaron la base de datos Framingham, por ser la única tan detallada a nivel genético y poseer información sobre la amistad de las personas. Se estudiaron 1932 sujetos en relación con sus amigos y con extraños que no conocían. Se demostró que la similitud genética es grande, y lo único que cambia es la relación social entre ellos.
Relaciones de amistad
Para tener una idea, los amigos tienen una similitud genética parecida a la de primos lejanos o personas que comparten tatarabuelos. Este 1% de genes iguales no es demasiado si nos ponemos a pensarlo, pero en realidad es importante. Significa que cuando elegimos a nuestras amistades tenemos en cuenta el que se parezcan a nuestra familia.
Con estos datos pueden calcular también que personas se harán amigas a determinado nivel de confianza. Estas similitudes benefician a todos, porque tus necesidades serán parecidas a las de esa persona, y ambos intentarán satisfacerlas al mismo tiempo, pudiendo beneficiarse de la fuerza conjunta para determinadas actividades.
Las similitudes que benefician y las que no
Los genes compartidos son más fuertes en lo que refiere al sentido del olfato, pero por otro lado son más débiles en cuanto al sistema inmune. Esto significa que los amigos no responden de igual manera frente a enfermedades. Esto es en realidad una ventaja, porque reduce el riesgo de contagio al asegurarse que seamos fuertes o débiles a diferentes tipos de enfermedades.
En cuanto al olfato, puede tener que ver con el tipo de ambientes en que una persona está acostumbrada a estar o prefiere. Los amigos están acostumbrados a ir a los mismos lugares, o sea, sentir los mismos olores.
Otro dato curioso es que los genes en común suelen evolucionar más rápido que el resto. Esto podría explicar porqué la evolución se aceleró en los últimos años, y se ha expandido. Además, el ambiente social en que vivimos tiene que ver con el ritmo de la evolución.
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