“¿Cómo demonios vamos a explicar en términos de química y física a un fenómeno biológico tan importante como ese?” -Albert Einstein
Einstein estaba en lo cierto – la ciencia nunca esterilizará clínicamente la maravilla del amor. Pero creo que él también estaría de acuerdo que es un error confundir el aumento de la comprensión de la disminución de sentido. No importa lo que aprendamos sobre el amor, siempre seguirá siendo una de las fuerzas más significativas y poderosas del planeta, como debe ser.
Con ese descargo de responsabilidad, vamos a hablar y descubrir lo que hemos aprendido desde el ángulo de la neurociencia sobre el amor hasta ahora:
El amor es adictivo.
Pensar en la persona que amas, particularmente en nuevas relaciones-dispara el área tegmental ventral (VTA) del cerebro, que libera una gran cantidad del neurotransmisor dopamina (la llamada “química del placer”) y entra en contacto con el sistema de recompensa del cerebro (o placer). Esto le da al amante un alto y no muy diferente efecto narcótico, y este puede ser poderosamente adictivo.
Al mismo tiempo, el cerebro enamorado experimenta un aumento en la hormona del estrés norepinefrina, lo que aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, efectos similares a los experimentados por las personas que utilizan estimulantes adictivos potentes como la metanfetamina.
El amor es obsesivo.
El cerebro enamorado experimenta una caída en el neurotransmisor serotonina. La serotonina proporciona una sensación de estar en control; que protege contra la ansiedad de la incertidumbre y la inestabilidad. Cuando ésta cae, nuestro sentido de control disminuye y nos volvemos obsesivamente atentos con las cosas que confunden nuestra certeza y estabilidad -y ya que el amor es, por definición imprevisible, es un objetivo primordial para la obsesión. El término “loco de amor” no está tan lejos de la verdad.
El amor es arriesgado.
La corteza prefrontal – el centro de control, mando y razonamiento del cerebro – cae en picada cuando estamos enamorados. Al mismo tiempo, la amígdala, un componente clave del sistema de amenaza y respuesta del cerebro, también desacelera. La combinación de estos efectos desata una voluntad para asumir más riesgos, incluso los que normalmente nos parecerían insensatos en otro estado mental
El amor y el deseo pueden coexistir en el cerebro.
El amor y la lujuria parecen tener diferentes respuestas neuronales pero en realidad se superponen en el cerebro. Ambos producen un efecto narcótico; ambos son adictivos; y afectan a muchas de las mismas partes del cerebro-pero son lo suficientemente distintos que se puede estar enamorado de una persona y desear a otra.
Con el tiempo, las diferencias se vuelven más importantes. Por ejemplo, el cerebro de las personas en relaciones amorosas a largo plazo muestran una mayor actividad en el pallidum ventral, una región rica en oxitocina y vasopresina, receptores que facilitan el apego en vínculos a largo plazo.
Los hombres enamorados somos bestias visuales.
Los cerebros de los hombres enamorados muestran una mayor actividad en la corteza visual que los de las mujeres enamoradas. Esto, se suma al hecho de que los hombres son estimulados visualmente mucho más que las mujeres en general. (ver estadísticas de audiencias a la pornografía)
Las mujeres enamoradas recuerdan los detalles.
Los cerebros de las mujeres enamoradas muestran una mayor actividad en el hipocampo, una región asociada con la memoria. Sumado esto a que el hipocampo de la mujer ocupa un mayor porcentaje de su cerebro que en su contraparte masculina. (Otra lección para los hombres en las relaciones: Las mujeres recuerdan.)
El contacto visual es la magia de un amante.
Los recién nacidos y los amantes tienen esto en común: Más que cualquier otro factor, el contacto visual es el principal conducto para la conexión emocional. Cuando los enamorados hablamos de esa “mirada hipnótica” no es sólo una idea romántica – es una realidad biológica. El contacto visual y una sonrisa son una combinación especialmente potente.
Sólo la interacción de voz llega a estar tan cerca del contacto visual en este sentido. Nuestra voz tiene más información de lo que pensamos, y puede ayudar a facilitar una conexión emocional, pero aún así, está en un distante segundo lugar contra el contacto visual.
Las mujeres y los hombres pueden ser amigos … (por lo menos las mujeres piensan que es posible).
La investigación sugiere que cuando se trata de administrar una relación platónica, los hombres en verdad no la “entienden”, y son mucho más propensos a querer algo más que amistad. Las mujeres, por otro lado, son capaces de mantener la amistad y las relaciones románticas separadas en sus mentes. Así que la vieja pregunta: “¿Pueden los hombres y las mujeres ser tan sólo amigos?” parece depender por completo del género al que le preguntes.
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