¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? (1897) de Paul Gauguin
Encontramos que el ser humano, un animal adaptado a la vida social, donde cada acción de los compañeros de grupo supone un acontecimiento de importancia a valorar y prever, un animal que se ha seleccionado con una enorme habilidad para dar sentido e intención a toda acción, acaba tratando de dar sentido e intención a casi todo lo que le rodea. En muchos casos lo hace con gran éxito, previendo el comportamiento de enemigos y congéneres, por ejemplo, en otros con un resultado biológicamente inútil, como es el caso del que atribuye intencionalidad al sistema operativo de su ordenador, o el que baila para que la lluvia perdone sus malos actos y pueda salvarse la cosecha. De entre todos los errores a los que este sistema puede llegar, sin duda el más interesante es aquel que nos obliga a formular preguntas carentes de respuesta, cuando tratamos de atribuir un sentido, una finalidad o una intención a algo con lo que no podemos interactuar en ningún modo, cuando consciente o inconscientemente tratamos de asignar una intención a un concepto tan abstracto como es la vida, nuestra mente queda en un callejón sin salida, planteamos una pregunta imposible, la respuesta no existe por el simple hecho de ser una pregunta sin sentido, mal formulada.
Antonio José Osuna Mascaró, El error del pavo inglés, .
Lo más importante quizá no sea tanto qué es la Verdad y poseerla sino cómo la buscamos y cómo influye en la práctica eso que creemos que es verdad, es decir, más que la creencia en sí misma, la creencia en la creencia, las formas, los resultados, etc. Más que cuál es el sentido de la vida, que también, lo interesante es cómo encontrar respuestas parciales y cuáles son las consecuencias prácticas de cada una de ellas. O como diría Wagensberg, "a más cómo, menos por qué". ¿Existe la vida después de la muerte? Yo creo que no, al menos no como vida consciente, y para ello podemos dar algunas razones empíricas (ej. no conocemos casos de consciencia sin cerebro, es decir, no podemos estar seguros de que algo -un muerto, un espíritu- que no es ni se comporta como lo haríamos nosotros -caminar, hablar, tocar, etc.- sea realmente como nosotros y ni siquiera si es algo en algún sentido), pero más importante que enfrascarse en preguntas tan alejadas de lo cotidiano y tan propensas a la especulación tal vez sea averiguar qué comportamientos se derivan dependiendo de si respondemos afirmativa o negativamente a esa pregunta, y compararlos no tanto por su verdad última como por su utilidad social e individual.
Lo más importante quizá no sea tanto qué es la Verdad y poseerla sino cómo la buscamos y cómo influye en la práctica eso que creemos que es verdad, es decir, más que la creencia en sí misma, la creencia en la creencia, las formas, los resultados, etc. Más que cuál es el sentido de la vida, que también, lo interesante es cómo encontrar respuestas parciales y cuáles son las consecuencias prácticas de cada una de ellas. O como diría Wagensberg, "a más cómo, menos por qué". ¿Existe la vida después de la muerte? Yo creo que no, al menos no como vida consciente, y para ello podemos dar algunas razones empíricas (ej. no conocemos casos de consciencia sin cerebro, es decir, no podemos estar seguros de que algo -un muerto, un espíritu- que no es ni se comporta como lo haríamos nosotros -caminar, hablar, tocar, etc.- sea realmente como nosotros y ni siquiera si es algo en algún sentido), pero más importante que enfrascarse en preguntas tan alejadas de lo cotidiano y tan propensas a la especulación tal vez sea averiguar qué comportamientos se derivan dependiendo de si respondemos afirmativa o negativamente a esa pregunta, y compararlos no tanto por su verdad última como por su utilidad social e individual.
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