Existen pocas oportunidades de leer a Robert Trivers en castellano. Es por eso que descubrí hace poco un ejemplar de su ultimo libro “La insensatez de los necios” que es una especie de refundido de sus conocidas ideas sobre el engaño y el autoengaño.
Vale la pena recordar que Trivers es un biólogo y antropólogo evolucionista con una vida de esas que darian para una pelicula y una personalidad un tanto especial, de la que vale la pena recordar una intensa biografía académica con cambio de “vocacion” desde la historia hasta la psicología y su rabiosa militancia evolucionista radical. Tambièn algunos de sus hallazgos principales: su teoria de “la inversión parental”, y sus investigaciones sobre “el altruismo reciproco”, asi como la menos conocida hipotesis de Trivers-Willard, y digo hipótesis porque esta idea aun no ha sido confirmada. Lo que vale la pena recordar para uso del lector es que Trivers es sobre todo un radical, un radical de izquierdas.
Del libro en cuestión confieso que me ha decepcionado un poco -señalo además su mala traducción-, nada nuevo u original sino una especie de pastiche de ideas bien conocidas mezcladas forzadamente con algunas opiniones políticas, donde el hincapié recae sobre la cuestión del engaño-autoengaño que para Trivers ha supuesto un hito evolutivo, en el sentido de que estas conductas han dado grandes beneficios a las especies vivas y no solo en la nuestra: ha sido seleccionado positivamente. Sin embargo es precisamente en nuestra especie donde el engaño se ha sofisticado lo suficiente para convertirse en autoengaño pues la mejor manera de engañar a alguien es engañarse a si mismo a fin de no delatarse en esos pequeños signos motores que señalan nuestras mentiras. Naturalmente para Trivers la función del engaño es la autopromoción, es decir aparecer ante los demás como alguien mas importante, sano, fuerte y con más recursos de los que realmente disponemos. En eso consiste la vida.
El problema es que mantener este nivel de engaño en muy costoso para nuestro organismo, es por eso que Trivers explora los distintos niveles de “gasto” según el sistema que pretendamos engañar. Cuando hojeé el índice mis dedos se dirigieron hasta el capitulo que más llamó mi atención: la relación del engaño-autoengaño con nuestro sistema inmune.
Nuestro sistema inmune puede considerarse como un cerebro destinado a detectar, atacar, engullir y sobre todo reconocer lo propio a fin de no atacarse a si mismo. Podemos decir que tiene memoria en tanto es capaz de saber qué gérmenes ha conocido en su vida y guardar anticuerpos (memoria) de todo aquellos intrusos a los que ha vencido. Intrusos de fuera y de dentro pues una de las funciones que tienen nuestro sistema inmunológico es atacar a las amenazas internas, usualmente celular tumorales que se forman de forma fisiológica a partir de errores en la duplicación. Dicho de otra manera nuestro sistema inmune es caro de mantener, tanto como el cerebro y no es raro que consuma (como aquel) casi el 20% de los recursos totales de energía y proteínas que fabricamos en nuestro cuerpo.
De manera que entre el cerebro y el sistema inmune consumimos el 40% de la energia y proteinas que consumimos. Es de suponer pues que ambos sistemas el cerebral y el inmune estén bien coordinados a fin de no “pasarse de la raya” en sus funciones. Asi sucede: existen coordinadores aun mal conocido entre ambos, las citoquinas, mensajeros quimicos que señalan en la dirección de mantener una buena sinergia entre ambos. Sinergia significa que cada uno de estos sistemas se ocupe de lo que mejor hacer: el cerebro pensar y el sistema inmune atacar células peligrosas.
Los enemigos del sistema inmunológico.-
Los enemigos del sistema inmunológico son al menos 5: la testosterona, el cortisol, las emociones negativas, la falta de sueño y los secretos.
De ellos vamos a ocuparnos aquí del primero y del ultimo: la testosterona y los secretos.
La testosterona.-
Todo el mundo sabe que es la hormona de la masculinidad, la hormona de la agresión y de la exploración, la hormona de la búsqueda de sexo. Pero lo que la mayor parte de la gente ignora son los costos de un pulso elevado de testosterona, sabemos por ejemplo que los niveles altos de testosterona son beneficiosos para un jóven sin pareja pero letales a largo plazo puesto que ciertos cánceres masculinos -como el de próstata- son hormonodependientes.
Otra cuestión que se ignora es que el antídoto natural de la testosterona es la oxitocina, la hormona de la filiación y sobre todo la cuestión principal: el efecto deprivativo que la testosterona tiene sobre el sistema inmunitario, lo que permite establecer una escala de resistencia inmunitaria según el estado de emparejamiento de un determinado macho, será algo así como (de mayor a menor resistencia):
1.- Hombres casados con hijos.
2.- Hombres casados sin hijos.
3.- Hombres casados con o sin hijos pero promiscuos.
4.- Hombres solteros o desemparejados.
5.- Homosexuales.
Dicho de una manera más clara, los hombres que se encuentra menos sometidos a la presión de la competencia intrasexual tienen menores índices de testosterona y por tanto tienen un sistema inmunitario más fuerte y resistente. Es interesante observar como la existencia de niños en un hogar tiene un efecto anti-testosterona y como el matrimonio es ampliamente protector para los hombres siendo neutro para las mujeres. Es también interesante observar como los homosexuales son los más perjudicados en esta “escala de costos” quizá por dos razones: 1) carecen de niños a su alrededor y 2) la competencia entre ellos puede ser más intensa que en el caso de los heterosexuales solteros.
El secreto.-
Guardar un secreto personal es otro de los venenos para nuestro sistema inmunitario, entendiendo como secreto aquello que nunca hemos sido capaces de comunicar a nadie, bien por vergüenza, bien por suponer que seremos descalificados o minusvalorados por ello.
Sea lo que sea ese secreto que guardamos celosamente (usualmente un trauma infantil, del tipo abuso sexual) o una inclinación sexual periférica, o bien ser portador del SIDA, lo que sabemos es que contarlo a alguien tiene un efecto beneficioso. Pero sabemos algo más: no es necesario contárselo a alguien físico, basta contarlo literariamente, es decir escribirlo aunque nadie lo vaya a leer, esto es sorprendente y hace algún tiempo hablé de estas dos fuerzas que luchan entre si cuando un secreto pugna por abrirse paso a través de la narrativa.
Lo interesante de esta “terapia” de revelado de secretos es que funciona en dos tiempos tal y como podemos ver en este gráfico:
Como puede observarse, contar un secreto es -en un primer tiempo- desagradable para nuestra mente que puede ver disminuido el humor y su bienestar. Sin embargo en el medio plazo es corriente observar como nuestro sistema inmune mejora sus prestaciones si bien de un modo lento. En el largo plazo revelar un secreto tiene ventajas tanto mentales como inmunológicas.
Guardar secretos -la negación- tiene pues costos, revelarlos tiene costos inmediatos pero ventajas a largo plazo.
Bibliografía.-
Las infecciones son mas frecuentes en los machos con mas niveles de testosterona. Gray Campbell 2009.
Los portadores del VIH que reconocen su estado tienen una mejor salud: Cole S.W. Kennedy M. E et alt (1996): “Accelerated course of human inmunodeficiency virus infection in gay men who conceal their homosexuality identity. Psychosomatic medicine 58: 219-231.
Neurociencia/cultura
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