Este mundo perdido de la mano del Cosmos está lleno de creencias muy llamativas, bastantes de ellas directamente relacionadas con las ansias del ser humano por conocer su devenir futuro, lo que depara el mañana, qué hacer con su vida. Una de estas extravagantes manias es la «Numerología».
Esta se basa en la creencia de que “los números son uno de los conceptos humanos más perfectos y elevados; por lo que la numerología es la disciplina que investiga la vibración secreta de este código, posibilitando una lectura de carácter y personalidad increíblemente exacta, enseñándonos a usar las vibraciones numéricas para cambiar los aspectos más conflictivos de nuestra personalidad y nuestro destino de acuerdo a las vibraciones que aparecen en nuestro cuadro numerológico. Nos enseña a actuar en los momentos más apropiados para aprovechar las vibraciones positivas, y a moderar nuestras actividades cuando las vibraciones no son propicias. En otras palabras, nos enseña a sintonizar nuestras vibraciones con el ritmo cósmico, a vibrar en armonía con el Infinito; y nos enseña a utilizar los números en nuestro beneficio, por medio del estudio de su influencia sobre personas, animales, cosas y eventos“.
Lo cual a su vez se basa en la afirmación de que “todos los números del uno al nueve tienen unas características positivas y negativas que aportan a la persona que los lleva por nacimiento, por los nombres y apellidos con que se identifica y por la firma que usa en sus actividades diarias“. Es decir, nuestros nombres y apellidos, nuestra firmas, el nombre de nuestra empresa… todos ellos llevan asociado un número. Y este número es lo que nos permite aprovechar esas “energías positivas y negativas” si sabemos como hacerlo, pemitiéndonos mejorar nuestra economía, salud y dinero. Quien quiera más información, que tire de Google, ale…
En una entrada anterior animamos a nuestros lectores a exponer sus razones para valorar, a favor o en contra, la creencia en «Numerología» y sus extravagantes afirmaciones. A continuación exponemos las 10 razones que han resultado más convincentes.
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- 1.- Sesgo de observación. La «Numerología», como cualquier otra “disciplina” que presume de adivinar el futuro, se basa en un sesgo de observación: no importan las miles de ocasiones donde sus predicciones no se cumplen, solamente se queda con las pocas donde sí. En ese mismo sentido, que algo predicho por la numerología se cumpla NO implica que los métodos seguidos sean correctos. Como ejemplo hipotético, al lanzar una moneda al aire, en ocasiones saldrá cara y en otras no. Aplicando los criterios de la «Numerología» podría predecirse que saldrá cara, obviamente, alguna vez se acertará (el acierto es de un 50%); pero no debido a que la «Numerología» sea correcta.
- 2.- Selectividad injustificada (I). Los «numerólogos» tan solo recurren a un sistema decimal y a números enteros y de carácter positivo. ¿Por qué? De ser así, este sistema tendría que tener una naturaleza universal. Sin embargo no solo no es así, sino que la «Numerología avanzada» deja de lado constantes matemáticas muy importantes, como “pi” o “e”, de un valor indiscutible a la hora de entender desde la geometría más elemental hasta leyes naturales. ¿Por qué no son tenidos en cuenta? ¿Y por qué los «números de nacimiento o del nombre» no pueden constar más de dos cifras? ¿Y por qué sistema decimal, y no binario u octal? ¿y los números complejos, reales, imaginarios…? Por ahora, la elección parece totalmente arbitraria.
- 3.- ¿Y en otras épocas y culturas? Siguiendo con el argumento anterior… ¿Cómo o qué se hacía cuando los números son o eran romanos? ¿Qué hacemos con la numeración griega? ¿Y con los egipcios?…. Del mismo modo, para elaborar el «número del nombre» se precisa de “escribir nuestro nombre y apellidos completos y buscar su valor en una tabla alfanumérica”. Vale pero… ¿y si nacemos en China, en Arabia Saudí, en Japón, en alguna tribu dónde no se practica la escritura o hace doscientos mil años…?
- 4.- ¿Y si cambiamos de nombre?… ¿qué sucede cuando uno de los componentes del matrimonio cambia de apellidos? La vida de la persona no cambia, en muchas ocasiones, cuando si lo hace ese hipotético «número del nacimiento». Podemos rizar el rizo… ¿y cómo puede ser una elección arbitraria como el nombre de un ser humano, escrito bajo un código arbitrario como el alfabeto latino adaptado a nuestros tiempos, traducido arbitrariamente en un código numérico, código numérico que además ha sido elegido arbitrariamente; todo ello, afectar al devenir de ese futuro recién nacido todavía no inscrito legalmente en el Registro o bautizado bajo quién sabe qué credo? ¿Y si la autoridad competente de turno mete una errata a la hora de otorgarle el nombre, qué sucede entonces?
- 5.- Selectividad injustificada (y II). ¿Y por qué solo números? En el multiverso de las matemáticas hay preciosidades suaves y onduladas como la función seno, los sistemas de matrices o mundos de formas más allá de lo imaginable como la topología. En principio no hay razón para restringirse únicamente a los números.
- 6.- No hay pruebas empíricas de su funcionamiento. La más obvia es que en ocasiones los «numerólogos» cobran (y bastante bien) por sus actividades. No digo que eso sea malo, sino que siendo el futuro o el estado anímico de la persona algo mucho más complejo o difícil de adivinar que ciertos juegos de azar, ¿por qué no han desarrollado una técnica que les permita a los «numerólogos» cuantiosas victorias en los juegos de azar? ¿por qué no demuestran sus poderes y de paso ganan el premio Randi y el Nobel?. Obviamente, hoy día, no hay ni una sola prueba de que la «Numerología» funcione.
- 7.- No hay pruebas empíricas de sus afirmaciones. Derivado el argumento anterior y sin ir más lejos, ¿cómo se descubrieron empíricamente esas maravillosas propiedades de las que hablan? ¿Cómo saben cual es la “resonancia” del universo? ¿Cómo saben que 2 números cualquiera hay que sumarlos y no multiplicarlos o dividirlos? Si ni siquiera hay evidencias de su funcionamiento, más peliagudo aún es meterse en el fangoso terreno de cómo es su funcionamiento.
- 8.- Los números no saltan del papel. ¿Cómo puede un número escrito en un papel con simple grafito o tinta influir negativa o positivamente en un ser vivo? Y más aún, ¿Cómo puede, el número anteriormente mentado, tener una “resonancia” por sí solo como entidad más allá del papel o el material con el que ha sido escrito? Ni que el número fuera a salir corriendo. Si los números vibraran a una determinada frecuencia, hubiera estado chupado medirlo.
- 9.- ¿Honradez? Aún suponiendo que la «Numerología» pueda lanzar predicciones certeras, si estas son a posteriori, no tienen ningún valor. En principio, jugando con los números, partiendo de un número se puede obtener cualquier otro, sumando y restando hasta obtener el resultado deseado. Ya de por sí, con solo el número 8 y 2… pues [(8x800)–(11x2)=6378]; ale, aquí tenemos el radio de la Tierra y la prueba de que el número 8 y 2 fueron inventados por extraterrestres. En el ejemplo anterior alguien puede decir que he hecho trampa y he multiplicado por una cifra no presente… sin embargo, 8×800 es equivalente a sumar 8+8+8… ochocientas veces.
- 10.- ¿Avalado por famosos? “Porque no me fío de cosas en las que cree gente como Madonna”. Resume muy requetebién este punto. En ocasiones se afirma que una gran cantidad de gente, una cantidad la repanocha de grande, o bien, gente muy famosa, cree una cosa. Los «numerólogos» no iban a ser menos (pulsar aquí). Sin embargo, en esta madre patria, sabemos muy bien que si alguien esgrime que “lo que digo” es defendido por un famosote (o mucha gente en su defecto)… es razón de sobra para mosquearse. Como demuestra este vídeo
- (AVISO IMPORTANTE: el siguiente vídeo herirá y traumatizará con dolor insoportable a mentes sensibles, si eres capaz de resistir a Iker Jiménez, quizás – tal vez – a lo mejor – tengas alguna remota probabilidad de tras verlo recuperar la cordura y ganas de vivir).
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