Igual que sucede con lo que vemos y escuchamos, la sensación del tiempo es una reconstrucción de nuestro cerebro. Si eres de los que disfruta de unas vacaciones, comprobarás un año más que los días se te pasan volando, mientras que las semanas de trabajo del siguiente mes se te harán eternas. ¿De qué factores depende esta percepción subjetiva del tiempo? La neurociencia lleva muchos años tratando de encontrar las claves que hacen que unos sucesos nos resulten más duraderos que otros y ya se han encontrado algunas pistas.
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(Neurolab)
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