En Ciencia, el motor principal de cada descubrimiento ha sido la búsqueda de una respuesta a una pregunta relevante: ¿Cómo se creó el universo?, ¿cuál es el origen de la vida?, ¿por qué aparecen las enfermedades?…¿por qué las mujeres de rojo parecen ser más atractivas a los hombres? Bueno, digamos que siempre hay unas preguntas más relevantes que otras. La cuestión es que los antropólogos llevan muchos años preguntándose por qué sucede lo siguiente (y yo aprovecho para mostrar una escena de una conocida película):
¿Por qué es la mujer de rojo y no la mujer de rosa, violeta, verde o rosa con lunares negros? En este pasaje de Matrix se pone de manifiesto una percepción que está extendida en múltiples culturas: el color rojo como un rasgo de atractivo sexual. Tanto es así que los burdeles, las prostitutas, los pintalabios y la lencería, entre otros muchos elementos del ambiente del sexo, utilizan el rojo como un símbolo de deseo. También se ha comprobado en diversos estudios que los hombres perciben como más atractivas sexualmente a las mujeres si se asocian con objetos o contextos de color rojo. Pero, ¿es ésto un fenómeno fruto de nuestra cultura (y, por tanto, puede cambiar en el futuro) o tiene su base biológica?
En algunas especies animales, especialmente de monos como los babuinos y los chimpancés, el color rojo es un rasgo inequívocamente sexual. Las hembras, durante la ovulación, presentan unos genitales más hinchados y de un color rojo más intenso que sirve como una poderosa señal sexual para los machos.
Lo anterior ha podido comprobarse en experimentos controlados con simios que resultan ciertamente curiosos: En un experimento científico utilizando pornografía simia, los monos rhesus, por ejemplo, pasaban más tiempo mirando imágenes de sus compañeras femeninas cuando su región anogenital y piel circundante poseían un color rojo más intenso. En otro experimento, esta vez con babuinos, los investigadores comprobaron que estos monos mostraban niveles mayores de masturbación cuando se les presentaban hembras que habían sido castradas (no poseían ovarios) pero que estaban “disfrazadas” con tumefacciones sexuales rojizas artificiales.
Ante este fenómeno tan evidente presente en monos, investigadores de la Universidad de Kent, en Reino Unido, se preguntaron si algo similar podría ocurrir en humanos. Nadie antes había comprobado si esta percepción del color rojo en humanos, como una potente señal sexual, tenía su origen en un pensamiento masculino instintivo sobre su relación con genitales femeninos de color rojo intenso, asociados a una mujer excitada sexualmente y abierta al apareamiento, al igual que en nuestros parientes más cercanos. Así que eso es básicamente lo que querían comprobar y para ello realizaron el siguiente experimento:
Eligieron 16 imágenes de genitales femeninos (mencionan que tuvieron muchas dificultades para encontrar imágenes explícitas no retocadas, no pornográficas y orientadas de forma similar) y las retocaron digitalmente para que tuvieran distintos niveles de intensidad del color rojo. A continuación, mostraron estas fotografías a 40 hombres heterosexuales sin deficiencias de la visión del color y les preguntaron, entre otras cosas, el grado de atractivo sexual de las imágenes que les mostraban. Los resultados fueron bastante contundentes: Los genitales con mayor tonalidad rojiza se consideraron mucho menos atractivos que sus homólogos rosados. Los investigadores proponen como explicación a esta aversión al color rojo en los genitales a una posible asociación con la sangre menstrual (que provoca rechazo y tabús en muchas culturas).
La investigadora jefe del estudio, la Dra. Johns lo deja bien clarito:
Nuestros resultados realmente rebaten la idea común de que el color rojo potencia el atractivo sexual actuando como un indicador del color genital femenino.
¿Significa eso que el color rojo como símbolo de atractivo sexual no tiene un origen biológico? No se puede descartar todavía pero, sin duda, este estudio discute una de las posibles explicaciones biológicas con más fundamento y vuelve más probable una explicación cultural. Aún así, hay que tener en cuenta que la coloración roja que utilizaron para los genitales no posee un rubor fisiológico (quizás de ahí la aversión). Otro rasgo en el que fallan es que deberían haber tenido en cuenta también la hinchazón cuando se encuentran en excitación sexual. En fin, lo único que continúa estando claro cristalino en este asunto es que sigue siendo un misterio la razón por la cual el color rojo potencia el atractivo sexual de las mujeres a ojos de los hombres heterosexuales.
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