28 feb 2013

Códigos de barras creativos


Han pasado ya 38 años desde el día en que Clyde Dawson hiciera historia al convertirse en el primer consumidor en comprar un producto escaneado a través de su Código de Producto Universal (UPC). Ese producto que Dawson compró en un supermercado de Troy, Ohio, en 1974 era un simple paquete de chicles Wrigley’s pero, desde entonces, el UPC empezó a expandirse por todo el mundo y a conocerse como “códigos de barras”.

Incluso en un código de barras se puede dar un toque original y llamativo para diferenciarse del resto. En Japón hay varias empresas, como Barcode Evolution o D-Barcode que diseñan códigos de barras personalizados para sus clientes. En el país nipón, los códigos de barras creativos están a la orden del día.

¿Afectan los dibujos a la lectura del código de barras? No, ya que los lectores de las tiendas disponen de unos espejos que ayudan a alinear el código de barras para su lectura y sólo leen el grosor y la separación de las líneas.



Fuente: http://codigovisual.wordpress.com

.

26 feb 2013

El Pasado era una Porquerìa

Nunca existió una Arcadia feliz.




No es poca la gente –incluso gente muy joven– que sustenta la idea de que existió un tiempo en el pasado donde la gente vivía felizmente, hasta libremente, en una especie de mundo bucólico y sencillo sin las preocupaciones, presiones y condicionantes del presente. Unos pocos (cada vez menos) siguen creyendo que todo tiempo pasado fue mejor, mientras otros consideran que en algún punto de nuestra historia existió una época dorada, un paraíso terrenal estropeado por nosotros mismos, por nuestra codicia, nuestra cerrazón o nuestra maldad. Algunos aprovechan para arrimar el ascua a su sardina política, tratando de asimilar ese periodo arcádico a algún momento del pasado en que sus ideas eran dominantes; la mayoría, se limitan a referirse a él como un modelo ideal hacia donde deberíamos caminar, pero no lo hacemos por ambición, ceguera y orgullo.

Disiento profundamente de todos ellos. Más allá de vanos idealismos, el pasado era un lugar donde ni tú ni yo querríamos permanecer más de una semana, en plan turista temporal, ni por asomo. Ni por broma, vamos. El pasado era un lugar horrible para vivir, un tiempo de mugre, piojos, dolor de muelas, tiranía, superstición, ignorancia, plagas, niños muertos y mamás adolescentes muertas con ellos. El pasado era una mierda.

Vidas breves.


Hasta la llegada de la medicina moderna, la tasa de mortalidad infantil en todo el mundo oscilaba entre el 20% y el 30%, llegando al 40% en épocas de hambruna, guerra o plaga. Estas cifras se mantuvieron así hasta entrado el siglo XX en lugares de orden social tradicional donde la ciencia médica tardó en penetrar. Las causas más frecuentes eran las infecciones otorrinolaringológicas, la difteria, el sarampión, la viruela y la rubéola, con ayuda de la anemia. Me gustaría que reflexionaras un instante sobre esta cifra. Uno de cada cinco niños nacidos vivos no llegaba a la adolescencia en el mejor de los casos, y normalmente uno de cada tres. Esta es una cifra peor que la del peor infierno del Tercer Mundo presente, donde al menos llega algo de penicilina y algunas vacunas de vez en cuando.

Vamos a expresarlo gráficamente. Toma una hoja de papel y escribe en ella los nombres de diez niños que conozcas. Ahora tacha dos. O tres. O hasta cuatro, en un año malo. Ese era el riesgo de nacer hasta aproximadamente la segunda mitad del siglo XIX en el mundo más desarrollado, y mediados del XX en el resto. Un motivo central de la tendencia a tener muchos hijos presente en todas las culturas es que al menos un porcentaje de ellos sobrevivieran para mantenerte cuando fueras viejo, antes de que existieran las pensiones de la Seguridad Social.

pasado A3
Si lograbas sobrevivir a estas tasas de mortalidad infantil, causadas por la poca diversidad y seguridad alimentaria, la falta de higiene y asepsia y la ausencia de antibióticos y vacunas, entonces era posible que llegaras a vivir hasta los 60 o 70 años; incluso, en algunos casos, hasta avanzada edad. Pero si eras chica, tus probabilidades de que tal cosa sucediera sufrían un nuevo hachazo: las probabilidades de morir en el parto oscilaban entre el 1% y el 40%, normalmente de hemorragia, obstrucción o fiebre puerperal, cuando no de aborto casero. Esto es, a partir de los 12 o 13 años, en cuanto llegaba la pubertad, porque eso de empezar a reproducirse con 18 o más años es otra modernez, una excepción en la historia humana que habría hecho mearse de risa a nuestros antepasados. Menudas viejas, dirían.

Hablando de chicas, el pasado fue un mal momento para nacer con una raja entre las piernas. Ya te digo yo que esas idílicas sociedades matriarcales bajo la tutela de la diosa Gaia que pretenden algunas (y algunos) jamás existieron. En las menos patriarcales y machistas de todas, a lo mejor que podías aspirar era a pudrirte a la misma velocidad que tus hermanos, pero además, pariendo hijos. Lo más normal es que fueses alguna clase de propiedad de los hombres de tu familia, en distintos grados de sumisión. No hay ningún indicio de que las amazonas fuesen mucho más que una fantasía erótica de los escritores griegos, inspirada en mujeres guerreras –de eso siempre ha habido en mayor o menor medida–, pero jamás hubo ninguna sociedad amazónica. Y la diosa esa tan enrollada, según donde te pillase, igual esperaba que le sacrificases algún hijo. O hija.

Si sobrevivías a la infancia y no te mataba la guerra o la peste o la fiebre puerperal o cualquier mal aire, es posible que vivieras un buen puñado de años. Cómo los vivirías es otra cuestión.

Piojos, malaria, tos sangrienta y dolor de muelas.

pasado A4
Se oye con frecuencia que la caries es una enfermedad de la civilización, vinculada a las dietas que asumimos cuando inventamos la agricultura y nos sedentarizamos. Es cierto que la agricultura y la sedentarización, aunque dieron lugar a las civilizaciones, fueron una muy mala idea para quienes las padecieron: la esperanza de vida media de 33 años que habíamos gozado cuando éramos nómadas, en el Paleolítico Superior, colapsó a menos de 30, más bien 25 o 28 y a veces 18, como en la Edad del Bronce. Es incluso probable que las poblaciones nómadas tuvieran que ser sometidas y sedentarizadas por la fuerza, como siervos o esclavos agrícolas, a manos de los aspirantes a convertirse en reyes y emperadores. Otros creen que el proceso pudo ser más voluntario, cambiando una mayor seguridad en el suministro alimentario por un empobrecimiento se su variedad y una menor esperanza de vida. Ocurriera como ocurriese, hacinarse en esas marismas insanas que llamamos tierras fértiles empeoró la mortalidad y la calidad de vida de casi todo el mundo, hasta aproximadamente el siglo XX.

Pese a ello, la caries no es estrictamente una enfermedad de la civilización relacionada con esta menor variedad alimentaria de las comunidades sedentarizadas, como se ha dicho muchas veces. Y no lo es porque está presente en numerosos cráneos recuperados de periodos anteriores, como el Paleolítico; incluso se ha encontrado en dientes del neandertal. Sin embargo, su incidencia era mucho menor. La caries, ciertamente, se multiplicó y agravó enormemente durante el Neolítico, con la agricultura y la sedentarización.Y nadie sabía cómo combatirlas, porque para comprender la necesidad de la higiene bucal (en realidad, de cualquier clase de higiene) hay que comprender primero la teoría de los gérmenes. La única posibilidad era arrancar el diente, pero quedarse desdentado en aquellos tiempos tampoco era una idea muy buena, así que muchas veces se retrasaba hasta que dejaba de doler, conduciendo a infecciones maxilares mucho más severas. La historia de la humandidad es una historia de gente desdentada, con constantes dolores de muelas y graves abscesos faciales, a la que el aliento le olía peor que una alcantarilla. Sin analgésicos, ni antibióticos, ni nada parecido a la cirugía dental y maxilofacial contemporánea.


Nómadas o sedentarios, los piojos vienen acompañándonos desde que surgimos, y despiojarse mutuamente ha sido una de las actividades familiares y sociales más corrientes hasta el surgimiento de los actuales tratamientos quimicos. La familia que se despioja unida permanece unida, o algo así. El caso es que hemos vivido siempre comidos por los piojos, al menos en los lugares con pelo abundante; llamamos ladillas a los que se dan en el vello púbico. Para terminar de arreglarlo, la invención de la ropa permitió la evolución y especialización de una tercera clase de estos parásitos, el piojo corporal, que se nos come de cuello a pies. A diferencia de los dos primeros, incapaces de transmitir ninguna enfermedad en particular más que las molestias cutáneas asociadas a su presencia (picor, irritación, con consecuencia de insomnio y debilidad), este último es un vector conocido del tifus, la fiebre de las trincheras y la borreliosis. Las pieles y ropas resultaron ser un gran avance para... las epidemias.

Otra consecuencia perversa de la sedentarización fue el surgimiento de la tuberculosis, en este caso gracias a un bacilo frecuente en la ganadería. Probablemente se trate de la primera enfermedad de que tuvimos consciencia como un estado específico: en Egipto ya tenían hospitales especializados en su tratamiento allá por el 1.500 a.C. Con dudoso éxito, pues parece que tanto el faraón Akenatón como su esposa Nefertiti murieron por causa de la tisis, su nombre tradicional en castellano; si unos emperadores considerados como dioses morían así, puede imaginarse lo que esperaba al pueblo llano. En la India, los brahmanes tenían prohibido casarse con ninguna mujer cuya familia tuviera un historial de tuberculosis, lo que tampoco resultaba muy eficaz. En Europa, el tratamiento más avanzado consistía en una imposición de las manos del rey, con el resultado que cabe suponer. Paracelso, en otra de sus chaladuras –el mérito de Paracelso no está en lo que creó, sino en lo que destruyó: las supercherías aún mayores de su antepasado Galeno, el de las sangrías–, opinaba que la tuberculosis se debía a algún órgano incapaz de cumplir adecuadamente sus funciones alquímicas, ni más ni menos. Durante el siglo XIX, la llamada Peste Blanca se comía a las jovencitas y no pocos jovencitos y no tan jovencitos por millones, dando lugar a uno de los temas más característicos en el Romanticismo. Tuvo que venir Robert Koch a decirnos que se trataba de un microbio, y únicamente entonces fuimos capaces de combatirla.

pasado A6
La malaria es otra vieja compañera, sólo recientemente erradicada en los países desarrollados, vinculada también a las aguas estancadas y sus mosquitos, los campos de cultivo y la sedentarización. En la Roma clásica, la malaria, la tuberculosis, el tifus y la gastroenteritis se ventilaba cada año a unos 30.000 ciudadanos en los meses enfermizos de julio a octubre. Por no mencionar la tiña (foto de la derecha) u otros males comunes (e incurables) en su tiempo, incluyendo, por supuesto, las enfermedades venéreas de la Antigüedad, que ya te puedes imaginar cómo iba el tema.

Las alternativas para nuestros antepasados eran simples. O permanecer como nómadas cazadores-recolectores, atrapados en el primitivismo Paleolítico y cada vez más rechazados y expulsados por las comunidades sedentarizadas, o sumarse a la sedentarización total o parcialmente, convirtiéndose en súbditos, cuando no siervos y esclavos, de las civilizaciones agrícolas y ganaderas en ascenso.

Inseguridad alimentaria.

pasado A7
Por otra parte, ni nómadas ni sedentarizados tenían garantía alguna sobre la seguridad de su comida y su agua. Las comunidades nómadas eran pequeñas y dispersas porque dependían de lo que la tierra quisiera dar, imposibilitadas para evolucionar y desarrollarse. Las comunidades sedentarias no sólo produjeron durante largo tiempo comida abundante pero poco variada y de ínfima calidad, sino que estaban sometidos a toda clase de plagas y putrefacciones. Esas estupendas mazorcas de maíz, ese trigo perfectamente seguro o esa carne con garantías veterinarias son el resultado de generación sobre generación de hibridaciones, cultivo selectivo y progresos en las ciencias agropecuarias y médicas. En el pasado tenían que apañarse con cosas más parecidas al farro, la escaña y la cebada, que son básicamente un asco como alimentos (cuando no lo que ahora llamamos mala hierba), y con carnes y pescados obtenidos y conservados de maneras realmente creativas. En la imagen puedes ver cómo era el trigo antiguo (derecha) en comparación con el moderno (centro e izquierda).

Hoy en día nos quejamos de que a la comida y al agua le echan cosas y de que es todo artificial. Lamentablemente, las alternativas son el cólera, la gastroenteritis, el carbunco (ántrax), la triquinosis, la salmonelosis, la listeriosis, el botulismo, el síndrome de Guillain-Barré, la gangrena gaseosa, la hepatitis, la diarrea mataniños y otras delicias por el estilo que en el pasado constituían una permanente ruleta rusa. Las epidemias de los cultivos y el ganado no sólo los mataban, provocando constantes hambrunas, sino que incluso cuando no los mataban podían contaminarlos de manera invisible para un mundo sin microscopios. Son especialmente curiosos los casos de ergotismo, un hongo de los cereales con efectos muy parecidos al LSD, que además pasa a los bebés mediante la leche materna.

Pasado A8La potabilidad del agua merece párrafo aparte. Antes de que aprendiéramos a separarla de las aguas fecales y echarle cloro y otros productos químicos, beber agua era tan peligroso como una caja de bombas. De hecho, la gente, si podía evitarlo, no bebía agua. Ni tampoco mucha leche, excepto la materna, pues antes de que aprendiéramos a pasteurizarla (por si no te has dado cuenta, pasteurizar viene de Luis Pasteur, el padre de la microbiología moderna) provocaba masivamente tuberculosis bovina, neuropatía inflamatoria desmielinizante, enteritis, carbunco (ántrax) y demás. Así pues, hasta los niños bebían vino, cerveza o aguardientes si podían permitírselo, que no eran mucho más seguros pero un poquito sí, por la presencia de alcohol: el alcohol es un conocido antiséptico.

Pasado A9
Por cierto. Para comer mínimamente bien había que ser rico. Pero rico, rico de narices. La comida era muy cara de producir, conservar, transportar y comercializar, y estaba sujeta a numerosos imprevistos. El precio del pan fue una cuestión de estado durante milenios, sabiendo que un aumento excesivo debido a la escasez o la especulación podía ocasionar revueltas y subversión, dado que la gente no tenía mucho más para comer. Libros revolucionarios clásicos como La Conquista del Pan del anarquista Pyotr Kropotkin, o incluso textos como el Lazarillo de Tormes, Rinconete y Cortadillo o el mismo Sancho Panza en el Quijote nos transmiten una idea de lo muy complicado que era alimentarse para la gente de a pie, y la miseria general en que vivían. Con frecuencia, una familia no podía pagarse las calorías necesarias para alimentar a todos sus miembros; hacerlo de forma saludable o al menos variada era una fantasía de aristócratas, arzobispos, reyes y papas. Estar gordo era la moda y el referente estético de belleza y éxito social, porque sólo los muy adinerados y poderosos podían permitírselo; las personas corrientes estaban flacas como espartos por simple desnutrición y exceso de trabajo físico. Estar flaco era cosa de pobres. Ahora son los pobres los que están gordos, al menos en el mundo desarrollado, debido a la mala nutrición pese al exceso de calorías; y los más acomodados pueden permitirse alimentos, cuidados y tratamientos que les permiten... estar delgados.

Mugre, ignorancia, superstición, tiranía.


El pasado era un sitio sucio y maloliente, con ratas y parásitos por todas partes. Donde había alcantarillado, solía estar abierto; sólo los ricos podían pagarse termas, baños y cosas por el estilo. En la mayor parte de lugares, la higiene era un concepto desconocido e innecesario, porque no sabíamos nada de microbios.

Qué demonios. Éramos ignorantes como piedras: una turba vil y analfabeta presa de tiranos, demagogos, clérigos, santones y toda clase de supersticiones. La alfabetización era un secreto gremial de escribas, monjes y sabios; la mayor parte de la gente no sabía leer o escribir ni su propio nombre y no digamos ya cualquier rudimento de cultura general. Los niños no comenzaron a ir a la escuela sistemáticamente hasta mediados del siglo XIX. Hasta los nobles, y a veces los reyes, eran más brutos que sus caballos. El príncipe del cuento era un asno palurdo y brutal. Y el venerable sabio local, un analfabeto desdentado y maloliente, supersticioso y machista hasta el ridículo que se lo pasaba pipa cuando mandaban brujitas guapas a la hoguera. Las brujitas y en general cualquier hembra, por su parte, tenían exactamente las mismas luces que un trozo de carbón en una habitación a oscuras. En cuanto a los niños, no eran más que una boca que alimentar, una carga tratada a palos que ocupaba el último lugar de la casa, frecuentemente por debajo del ganado en el orden social. Eso de protejamos a los niños es otra modernez buenista; en el pasado, nadie habría puesto a un niño por encima de un adulto capaz de ganarse su propio pan. En cuanto a las niñas, si no te violaban de pequeña era sólo por respeto al honor de tu padre, suponiendo que tu padre fuera hombre libre y ya hubiéramos llegado a ese grado de civilización. Si naciste esclavita, o en una sociedad que no hubiera alcanzado ese punto, mejor no te lo cuento.

En un mundo así, toda clase de supercherías, miedos, religiones y tiranías calaban sin más en amplias masas sociales, desprovistas de las más tenues bases intelectuales para desafiarlos. La forma común de gobierno era garrotazo y tentetieso. No existía nada parecido a la justicia; la idea de que tuvieran que juzgarte con un juez imparcial y un abogado defensor bajo el imperio de la ley sólo se extiende al pueblo a partir de los procesos revolucionarios del siglo XVIII. La vendetta y la ordalía eran formas de justicia común, así como castigar hasta los delitos más leves con tormentos infames. Para los partidarios de volver al endurecimiento de las penas, recordaré que hubo un tiempo en que podían desmembrarte en la rueda hasta por robar gallinas, sobre todo si el dueño de la gallina pertenecía a las castas superiores, y nunca dejó de haber ladrones, violadores o asesinos. De hecho, había muchos más que ahora: la miseria, el hambre, la opresión y la incultura propulsaban constantemente a grupos de población hacia la delincuencia, desde el pequeño robo hasta el bandolerismo y la piratería. En realidad, no había justicia ninguna, en el sentido actual del término: sólo la voluntad de los poderosos.

Hay quienes, por absurda idealización, creen que estos mundos del pasado podían ser mejores que el mundo presente. No lo fueron, jamás lo fueron: para la inmensa mayoría de quienes vivieron allí, constituían un infierno sólo aceptable porque no conocían nada mejor y porque creían a machamartillo en paraísos religiosos. Pero si a cualquier padre o madre del 300.000 a.C., del 30.000 a.C., del 3.000 a.C., del 300 a.C., del 300 d.C., y hasta del 1.900 d.C., le hubiesen dicho que llegaría un tiempo en que podría llevar a su hijo enfermo a un hospital con médicos científicos, antibióticos, TACs, analgésicos, de todo, y que luego se lo podría llevar curado a casa para bañarlo con agua calentita que sale de un grifo a precio ridículo –sí, ridículo: la leña y el carbón costaban el sueldo de un mes–, meterlo en una cama sin piojos, chinches o pulgas y darle de comer toda clase de alimentos y agua que no lo pone más enfermo... si hubiera podido comprenderlo, si hubiera podido vislumbrarlo, habría pensado que éste debía ser el paraíso de los dioses benevolentes prometido en sus profecías. Y desde luego habría firmado cualquier cosa con tal de estar aquí, no allí. Aunque no podía. No sabía firmar.

Pese al fatalismo de los pesimistas, la humanidad ha demostrado constantemente su capacidad de mejorar, de evolucionar, de progresar hacia un futuro mejor. Para ello tuvimos que deshacernos de un montón de rémoras del pasado, estudiar profundamente y transformar la realidad de maneras radicales, a veces pacíficas y a veces violentas. Y tendremos que seguir haciéndolo si queremos ir aún a mejor. En todo caso, mereció la pena y sigue mereciendo la pena. Puestos a malas, yo prefiero morir con morfina en el más infame hospital de nuestro tiempo que sin morfina en cualquier palacio de aquella Arcadia infeliz. ¿Y tú?






.

24 feb 2013

Técnicas de 'Star Trek' para defender la Tierra

Rayos láser, aeronaves y explosivos que impactan asteroides... Todas las técnicas están dirigidas a cambiar el rumbo de un asteroide que amenace con chocar contra la Tierra. ¿Star Trek? No, ciencia.

  El próximo asteroide rozará la Tierra en 2029 pero
  en su trayectoria no colisionará con nuestro planeta. 
Después de la lluvia de meteoritos sobre las montañas Urales de Rusia, residentes de Chelyabinsk están saliendo a las llanuras de las inmediaciones repletas de nieve donde encuentran aún pequeños fragmentos del impacto que dejó más de mil heridos.


Todos estaban esperando el mismo viernes, el momento en que un asteroide peinaría la Tierra. Llegaron, primero, los asteroides, tomando por sorpresa a los científicos que tampoco los esperaban. El cuerpo vino acompañado.
"Esto sólo pasa una vez cada cientos de años", aseguró el científico Alan Harris, coordinador del proyecto NEOShield para prevenir "ataques" de objetos cercanos a la Tierra. Sus palabras tranquilizarían a los rusos a quienes, ahora más que nunca, les preocupa que este episodio se pudiera repetir.
El vice-primer ministro Dimitri Rogozin, a cargo del ministerio de Defensa, ya intentó calmar los ánimos desde su cuenta de Twitter: "Crearemos un sistema para detectar y neutralizar objetos externos a la Tierra que puedan amenazarla," escribió.
"Esto es serio. Si no 
desviamos los aste- 
roides que vienen 
hacia la Tierra, podría 
crear un cráter con 
el impacto y destruir 
una ciudad entera. 
Moriría mucha gente"
Alan Harris, 
científico coordinador del 
proyecto NEOShield
"Nosotros buscamos asteroides", cuenta Alan Harris a los medios. "Podemos detectarlos con años de antelación. Por ejemplo, sabemos que el próximo que rozará la Tierra será en 2029. Ya sabemos cuánto mide y cómo de rápido pasará. Y hasta tiene nombre: se llama Apophis". Pero los meteoritos, asegura, son más difíciles de detectar. Son mucho más pequeños y van a una velocidad significativamente más rápida.
Entonces, ¿debería preocuparnos a partir de ahora lo que ocurre más allá de las nubes?

Objetivo: salvar la Tierra

El proyecto internacional NEOShield pretende evaluar la amenaza de objetos cercanos a la Tierra (NEO, en sus siglas en inglés) y encontrar las mejores soluciones posibles para hacer frente a un gran asteroide o cometa en cuya trayectoria de colisión se encuentre nuestro planeta.
La pasada semana, científicos de la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia se reunieron en una conferencia en Viena, Austria, para abordar el tema de los meteoritos que cayeron en Rusia y la trayectoria del último asteroide "2012 DA14" que rozó la Tierra (el mismo día).
Es una gran iniciativa financiada con fondos comunitarios que comenzó en enero de 2012 y que tiene una duración de tres años y medio. El esfuerzo está liderado por la agencia espacial alemana (DLR) y el Instituto de Investigación Planetaria en Berlín. El profesor Alan Harris del Insituto alemán coordina el proyecto.

Estimaciones

Se calcula que, de media, 
asteroides del tamaño de 
un coche penetran la 
atmósfera una vez al año 
pero la presión atmosférica 
los destruye.
Cada dos mil años aproxi-
madamente, un objeto del 
tamaño de un campo de 
fútbol, impacta la Tierra y 
puede causar un daño muy
importante.
"Esto es serio", dice con tranquilidad el profesor Harris y continúa, "si no desviamos los asteroides que vienen hacia la Tierra, podrían crear un cráter con el impacto y destruir una ciudad entera. Y lo que es peor, podrían destruir un país pequeño, del tamaño de Holanda. Moriría mucha gente".
Como alternativa, se creó una red de alerta mediante la cual científicos de diferentes países puedan intercambiar información si se detecta un cuerpo que se dirige a gran velocidad hacia la Tierra.
Sin embargo, el pasado viernes, nadie pudo predecir los meteoritos que cayeron sobre Rusia.
Se calcula que, de media, asteroides del tamaño de un carro penetran la atmósfera una vez al año pero la presión atmosférica los destruye.
Cada dos mil años aproximadamente, un objeto del tamaño de un campo de fútbol, impacta la Tierra y puede causar un daño muy importante.

Las técnicas más extrañas

Cuando se detecta un cuerpo en el espacio en mitad de cuya trayectoria se encuentra la Tierra hay que valorar, en primer lugar, el tamaño. La mayoría se desintegra en la atmósfera, antes de chocar contra la Tierra.
 El cráter Barringer en Arizona fue causado por el
 impacto de un meteorito hace unos 50.000 años. Es
 una de las amenazas que preocupa a los científicos 
.
Para aquellas rocas que pesan más de unos cuantos cientos de toneladas, sin embargo, la fricción atmosférica tiene poco efecto en sus velocidades. En estos casos, hay que desviar su curso.
"Nosotros estudiamos enviar aeronaves para impactar los meteoritos o aeronaves que transportan en su interior tractores gravitacionales", explica el profesor Harris.
Ambas cambiarían el rumbo del asteroide. La segunda técnica es más sencilla porque no hay que tener información sobre el cuerpo para llevarla a cabo. La nave sencillamente se posa sobre la roca y ligeramente va cambiando su velocidad o alterando su dirección mediante la atracción gravitacional entre ambas.
Otras de las técnicas que estudian utilizar, de las más extravagantes, es mover los cuerpos espaciales con rayos láser. ¿Cómo funciona esto?
Se pueden utilizar los láser para destruir o evaporar el material de la superficie de la roca. El gas que desprende, se comportaría como propulsor y movería el cuerpo. Además, la propia luz puede ejercer una pequeña fuerza por lo que unos láseres lo suficientemente grandes y potentes bastarían para mover pequeños asteroides.
"Buscamos asteroi- 
des. Podemos detec- 
tarlos con años de 
antelación. Por 
ejemplo, sabemos 
que el próximo que 
rozará la Tierra será 
en 2029 y ya tiene 
nombre. Se llama 
Apophis"
Alan Harris, 
científico coordinador 
del proyecto NEOShield
Otra forma es concentrar la energía solar en un asteroide a través de espejos o lentes. Una simple aeronave podría hacer el trabajo y es una idea que ya debatieron científicos en muchas publicaciones, como expone la página web del proyecto NEOShield.
La explosión de cuerpos espaciales con material nuclear se considera, sin embargo, la forma más efectiva y segura pero también la más controvertida de todas, para desviar los asteroides más grandes y de mayor peso que supongan una clara amenaza a nuestro planeta.
La detonación empujaría al cuerpo lejos de la Tierra aunque, según detalla la página web de NEOShield, "esto es muy diferente a como se muestra en las películas de Hollywood".
¿Están los científicos de broma? "¡En absoluto! ¡Todo es real!", dice enérgicamente Alan Harris. "Tenemos razones para preocuparnos".
El próximo gran asteroide rozará la Tierra en 2029. Éste, sin embargo, es 6 veces mayor que el "2012 DA14" que nos visitó la pasada semana. Pasará a apenas 30 mil km de la Tierra, a una distancia similar del último. Los científicos, dice Harris, "lo tenemos controlado".
Por ahora, parece, no tenemos nada que temer.


.

Gafas para ver el futuro


Google ha lanzado un nuevo vídeo de su proyecto Glass, unas gafas de realidad aumentada capaces de mostrar información en el cristal y grabar vídeo o tomar fotografías de lo que está viendo el usuario, retransmitiéndolo en tiempo real a la red.



El vídeo resulta más realista que el anterior aunque Google no ha confirmado aún que se trate de la experiencia que se tendrá al usar el modelo final. Se espera que salga a la venta a finales de este año o principios de 2014.
Justo la compañía ha organizado talleres en San Francisco y Nueva York para buscar ideas sobre posibles usos de esta tecnología (esta misma semana ví por primera vez unas en la calle, coincidiendo con el taller de Nueva York). El modelo de desarrollo es caro (unos 1.200 euros) pero no es representativo del precio final que podría tener el producto y Google corre con los gastos de las que considere como mejores ideas.  
Hasta ahora una de las dudas es cómo se controlaría el funcionamiento, si bien usando un pequeño trackpad en la patilla (presente en los prototipos) o mediante movimientos de cabeza. Parece que en esta última versión el gigante de la red prefiere usar la voz.



.

21 feb 2013

Lluvia de fuego en el Sol



Bueno, en realidad no es fuego sino que son gases del interior del Sol a tal temperatura que pierden sus electrones y se ionizan, condición en la que las líneas del campo magnético del Sol lo atraen con más fuerza que la propia gravedad de este.

Si estas líneas forman arcos, como pasa con cierta frecuencia, el gas ionizado los sigue hasta que se enfría y vuelve a caer, presa de nuevo de la gravedad en un fenómeno que se conoce como lluvia coronal.

Pero independientemente de esto, es un espectáculo impresionante que además en este caso nos recuerda una vez más lo insignificante que es nuestro planeta.

El vídeo está formado por imágenes captadas por el Atmospheric Imaging Assembly del Solar Dynamics Observatory con el filtro de 304 angstrom, que se corresponde a los gases con una temperatura de unos 50.000 kelvin.

A esta temperatura las emisiones están en el ultravioleta, una banda invisible para nosotros, aunque como es costumbre en esos casos los datos de intensidad se hacen corresponder luego con una gama de colores para que nosotros podamos ver las imágenes.

Estas en concreto van desde las 12:30 hasta las 22:00 del 19 de julio de 2012.

La música es Thunderbolt de Lars Leonhard.

El vídeo original en múltiples tamaños y formatos se puede descargar de SDO Sees Fiery Looping Rain on the Sun.



.

20 feb 2013

La segunda ola del correo electrónico


Cuando Ray Tomlinson oprimió el botón en su computadora, desconocía los cambios que esta simple acción desencadenaría.
Era 1971 y había enviado el primer correo electrónico. Era un mensaje de prueba y su autor no recuerda que escribió aunque sugiere que sólo eran caracteres aislados. Había logrado enviar un mensaje de una computadora a otra diferenciado al usuario "Fulanito de Tal" de la computadora "Servidor" con una simple arroba (fulanitodetal@servidor).
Desde entonces muchos correos se han enviado y muchos datos se han consumido. En 2008 había 1.300 millones de usuarios de correo electrónico en el mundo. En 2012 la cifra se elevó a 2.200 millones.
Sin embargo, desde hace algún tiempo se viene advirtiendo que a sus poco más de 40 años, el correo electrónico tiene sus días contados dado que el volumen de tráfico que genera y las visitas que recibe están disminuyendo.
El correo electrónico pasó un par de décadas en circuitos militares y académicos antes de que su popularidad se ampliara al circuito comercial en la década de los noventa. A través de clientes como Eudora, Netscape y Outlook la gente comenzó a intercambiar mensajes corporativos.
Pero fue la llegada del correo web en 1994-1995 la que amplió su espectro. Sitios como Rocketmail o MailCity (ahora Lycos) atrajeron a miles de personas. Algunos peces grandes comenzaron entonces a comerse a los pequeños -Yahoo compró a Rocketmail y Microsoft a Hotmail- con lo que, a pesar de la proliferación de los servicios, sólo unos cuántos jugadores disfrutaron los beneficios de la fiesta.
Yahoo Mail (Correo Yahoo! en español) y Hotmail después, dominaron el mercado hasta la primera década del siglo XXI. Ahora Yahoo ocupa el tercer lugar a nivel mundial con unos 281 millones de usuarios únicos, poco más de 70 millones de ellos provienen de Estados Unidos, según cifras de comScore.
Hotmail fue rebautizado este martes como Outlook.com cerrando así la puerta a un servicio que ha sido popular por décadas pero que siempre ha sido blanco de bromas por considerarse que su diseño se quedaba atrás. "Nadie menor de 40 años debería usar Hotmail o Internet Explorer en forma voluntaria", dice un chiste que circula en el ciberespacio.
Pero más allá de las percepciones, el servicio se mantuvo como el correo electrónico en la web más utilizado en el mundo. En la actualidad cuenta con 286 millones de usuarios únicos que en su mayoría lo usan desde Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Brasil y México.
Sin embargo, Hotmail perdió la corona del servicio más popular en octubre de 2012 cuando comScore confirmó a Gmail (el servicio de Google) como el proveedor de correo electrónico más grande del mundo. Cuenta con 288 millones de usuarios únicos y una andanada de seguidores móviles.
Y son justamente esos seguidores que ahora usan el correo electrónico en la palma de su mano, los que le están dando un nuevo aire a este servicio.
El cambio de Hotmail a Outlook no es casual. Microsoft busca dar a su servicio de mensajes el mismo "look" que la aplicación de correo de Windows 8, su Windows Phone o si programa de escritorio Outlook, que sigue siendo el más usado en el mundo, por mucho. La empresa quiere asegurarse que sus usuarios no noten la diferencia entre una y otra plataforma.
Y aquí es donde Yahoo cojea. Es el único de los tres grandes que no cuenta con un sistema operativo y depende de que el usuario -por elección propia- instale su aplicación en el teléfono.
Google -al igual que Microsoft- requiere que cada usuario que activa alguno de sus teléfonos cuente con un correo electrónico en su servicio. Algunos han dicho que esto equivale a competencia desleal, similar a la de tener un navegador instalado por defecto en una computadora. Pero del dicho a la demanda no ha habido nada.
En realidad como varias empresas hacen lo mismo -exigir la creación de una cuenta con ellos- lo más seguro es que esto se vuelva una norma y no un problema.
Por ahora, cada que se registra un nuevo usuario móvil en alguna de estas plataformas, se activa una cuenta de correo electrónico.
Es verdad que las visitas a los sitios web de correo están bajando, pero al mismo tiempo se están incrementando los mensajes desde teléfonos celulares.
ReturnPath, una agencia de análisis de correo electrónico, asegura que desde finales de 2012 se leen más correos electrónicos en dispositivos móviles que en programas de escritorio o correo web. Según la consultora cuatro de cada diez correos se abren en la palma de la mano por tres abiertos en el escritorio y tres en la web.
El comercio electrónico, ciertos trámites y servicios aún requieren que el usuario cuente con un correo electrónico. Es una norma universal que reemplaza a la dirección postal. Por ahora ni en Facebook ni en Twitter, ni en otro medio se avecina algo que pueda reemplazarlo.
bbc

.

18 feb 2013

Los “productos naturales” como religión

  "Impuro"  
El mundo moderno está lleno de remedios seculares que tienen claros antecedentes religiosos. Uno de estos sustitutos seculares podría ser el vegetarianismo, especialmente en sus formas más extremas que imponen un tabú alimentario sobre el consumo de animales. Jill Dubisch, una antropóloga cultural, propone estudiar los “aspectos religiosos del movimiento de los productos naturales (comida saludable)” (Vía) partiendo de la definición de religión de Clifford Geertz como un “sistema de símbolos” capaz de producir “disposiciones y motivaciones poderosas, penetrantes y duraderas”.

Según Dubisch, consumir “productos naturales” (health food) significa algo más que seguir una dieta: es una visión del mundo, en la que los “conceptos de maná y tabú orientan la elección de las comidas” y donde “existe una distinción entre lo puro y lo impuro y una preocupación por el mantenimiento de la pureza”. Los seguidores de este movimiento viven bajo una promesa de salvación secular “no en la forma de una vida después de la vida, sino en términos de mejora del bienestar físico, mayor energía, más larga expectativa de vida, libertad de la enferdad y un incremento en la paz mental”.

Obviamente, a la definición de Geertz le faltan los elementos cognitivos más típicos de la religión, en esencia la referencia a entidades sobrenaturales que ejercen algún control sobre las vidas humanas, pero de todos modos los paralelos religiosos son interesantes. Como diría Habermas, los consumidores de “productos naturales” o los veganos más entusiastas y evangélicos, forman parte de movimientos sociales que heredan el “potencial semántico” de la religión tradicional.

Otra semejanza con la religión se observa en las reacciones a las críticas por parte de algunos seguidores de lo “natural” y "saludable". A menudo, al menos en mi experiencia, las reacciones son lo bastante hostiles y emocionales como para sospechar que no estamos tratando simplemente con un tipo de dieta, o incluso con una opinión moral. Los defensores de los “productos naturales” actúan a menudo como si sus elecciones dietéticas fueran “valores sagrados” innegociables, lo cual refuerza la opinión de Dubisch.




.

Grandes cosas que no siempre se aprenden en la escuela

Esta niña si que se diferencia del comùn de los niños, su optimismo y energìa harà que sea alguien distinta y en un futuro hablaremos de ella porque hizo y aporto al mundo algo importante.  

Ver Video




.

17 feb 2013

¿Qué es la alexitimia?


Alexitimia: cuando llegamos a perder la capacidad de amar


  Indiferencia entre una pareja 
  despuès de un  encuentro sexual  

Al menos un 10% de la población mundial ha perdido la capacidad de amar, según estima la Sociedad Española de Neurología (SEN). Se debe a un trastorno neurológico conocido como alexitimia que impide a las personas afectadas identificar las emociones que experimentan así como expresarlas verbalmente.

No obstante, no todos los pacientes presentan el mismo grado de afectación y es importante establecer una distinción entre la alexitimia primaria, producida porque las estructuras neurológicas vinculadas con las emociones están dañadas debido a esclerosis múltiple o tumores cerebrales, por ejemplo, y la secundaria, como consecuencia de un trauma emocional grave o por un desorden en el aprendizaje emocional. La incapacidad para expresar las emociones también puede ser un síntoma temprano de la enfermedad de Parkinson (EP).
“Los seres humanos somos capaces de sentir amor, odio, alegría, miedo, es decir, experimentar sentimientos y emociones, gracias a un cerebro que lo hace posible, tanto estructural como funcionalmente, así como a relacionar dichos sentimientos con estructuras que permiten su verbalización”, explica el Prof. Pablo Duque San Juan, Coordinador de la Sección de Neuropsicología de la SEN. “Si se nace con alguna una anomalía en zonas cerebrales que se encargan de analizar y formular las emociones, o se produce alguna lesión o disfunción que interrumpa el circuito de conexión entre estructuras, se puede generar la imposibilidad de verbalizar e identificar sentimientos”.

La importancia de sentir emociones es muy superior a lo que solemos pensar. "Las emociones influyen muchísimo en la atención, la memoria y el racionamiento, nos indican qué es lo importante y nos ayudan a tomar decisiones”, explica el Prof. Pablo Duque. “Cuando no somos capaces de reconocer nuestras emociones, ni de interpretarlas, no podemos utilizar una información que es muy valiosa, lo que hace que sea mucho más complicado tomar decisiones y crear vínculos sociales.”





.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Quizás También Te interese

ANUNCIA AQUI / PUBLICIDAD PERSONALIZADA WEB 3.0

CONTAMOS CON UN SISTEMA INTEGRAL DE PUBLICIDAD PERSONALIZADO POR INTERNET WEB - 3.0,..... MÁS DE 270 MIL VISITANTES O LECTORES MENSUALES AL BLOG, BASES DE DATOS DE E-MAILS O CORREOS ELECTRÓNICOS, SOFTWARE / ROBOT PARA ENVÍOS DE MENSAJES DE TEXTO A TELÉFONOS MÓVILES, ENLACES Y ANEXOS A REDES SOCIALES Y CHATS SOCIALES, USO DE APLICACIONES COMO WHATSAPP Y OTROS.

Contactarse a: - planetainformes@gmail.com

Móvil: +51 - 959567777 , +51 - 977851768 ,
Arequipa - Perú


ESPACIO DISPONIBLE - ANUNCIA AQUI

ESPACIO DISPONIBLE - ANUNCIA AQUI
GARANTIA DE IMPACTO VISUAL