Además de una antigua justa deportiva, y de muchas otras cosas más, los Juegos Olímpicos son un aparador de la fisiología corporal. Millones de personas comprobamos los efectos corporales de practicar habitualmente distintos deportes. Y más allá de que los resultados sean en algunos casos francamente espectaculares, desde un punto de vista estético, antropológico o biológico, resulta interesante entender cómo cada deporte moldea el cuerpo de su practicante de forma distinta. De hecho es increíble comprobar las diferencias anatómicas que existen entre el cuerpo de un nadador y el de un marchista, o de una gimnasta y el de de una jugadora de voleibol.
La serie comparativa Athlete, del fotógrafo Howard Schatz, ilustra notablemente la diferencia entre las particularidades del cuerpo humano según el deporte que se practique, o como lo exponer el sitio Bored Panda: "Lo que hace aún más interesante esta serie es que, en muchos de los casos, estos atletas son los mejores de sus distintas disciplinas –representan el físico ideal para competir con efectividad en sus distintos deportes. Sus cuerpos son ejemplos visuales perfectos de cómo ambos, la genética y los de entrenamiento, se encuentran para forjar a los mejores atletas del planeta y , en sus respectivos campos, el cuerpo humano perfecto."
Sobra decir que no sugerimos que si comienzas a nadar un par de días a la semana pronto tu cuerpo replicará al de Michael Phelps, pero los cuerpos de estos grandes atletas ilustran cuál será la propensión de todo cuerpo que se involucre en esa disciplina puntual:

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