22 ago 2016

¿Qué darías por satisfacer tu curiosidad?

Cuando era niño recuerdo que en clase me hacían la pregunta: “¿Qué es mejor? ¿Tener mucho dinero o saber muchas cosas?”. Hubo un compañero que afirmó: saber muchas cosas porque así, las explicas y puedes ganar dinero con ello (yo pensé ¿y por qué no tener dinero, pagar y así aprender cosas? Pero bueno, eso es otro tema). Ahora, dando un paso más allá: ¿Qué darías por satisfacer tu curiosidad? Copio y pego los primeros párrafos de un libro que es maravilloso y dice algo relacionado con este tema.
Mi padre me habló en cierta ocasión de un escuálido preso del campo de concentración de Buchenwald que tenía conocimientos de matemáticas. Lo que a una persona le viene a la cabeza cuando oye la palabra pi [En inglés, la letra griega pi se pronuncia igual que pie, tarta] nos dice algo sobre ella. Para el matemático era la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Si le hubieran preguntado a mi padre, que apenas tenía educación primaria, me habría contestado que era un círculo de masa de harina rellena de manzana.
Un día, a pesar del abismo que los separaba, el preso matemático le propuso a mi padre que resolviera un problema. Mi padre le dio vueltas durante unos cuantos días, pero no logró desentrañarlo. Cuando volvió a ver al preso, le preguntó por la solución. El hombre no se la quería dar, le decía que tenía que descubrirla por sí mismo. Pasó algún tiempo, y mi padre volvió a preguntárselo, pero el otro preso se aferraba a su secreto como si fuera un lingote de oro. Mi padre intentó reprimir su curiosidad, pero no pudo. En medio del hedor y la muerte que lo rodeaban, se obsesionó con la respuesta. Por fin el otro preso le propuso un trato: le revelaría la solución si le daba su mendrugo de pan.
No sé lo que pesaría mi padre por aquel entonces, pero cuando lo liberó el ejército estadounidense no llegaba a los cuarenta kilos. Pese a ello, su anhelo de saber era tan fuerte que se había desprendido de su mendrugo de pan a cambio de la respuesta.
Fue al final de mi adolescencia cuando mi padre me contó este episodio, que me afectó profundamente. La familia de mi padre había desaparecido, sus posesiones habían sido confiscadas y su cuerpo privado de alimento, debilitado, golpeado. Los nazis los habían despojado de todo lo palpable, pero su deseo de pensar y razonar y conocer había sobrevivido. Era prisionero, pero su mente era libre para vagar, y lo hizo. 
Comprendí entonces que la búsqueda del conocimiento es el más humano de nuestros deseos, y que, por diferentes que fueran nuestras circunstancias, mi propia pasión por entender el mundo tenía su origen en el mismo instinto que la de mi padre. Cuando me dediqué a estudiar ciencias, en la universidad y después, mi padre no me preguntaba tanto sobre las cuestiones técnicas de lo que aprendía como sobre su significado subyacente: de dónde venían las teorías, por qué me parecían hermosas, qué nos decían sobre nosotros como seres humanos.
Este libro, escrito décadas más tarde, es mi intento de dar por fin respuesta a aquellas preguntas.

Leonard MlodinowLas lagartijas no se hacen preguntas.


.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Quizás También Te interese

ANUNCIA AQUI / PUBLICIDAD PERSONALIZADA WEB 3.0

CONTAMOS CON UN SISTEMA INTEGRAL DE PUBLICIDAD PERSONALIZADO POR INTERNET WEB - 3.0,..... MÁS DE 270 MIL VISITANTES O LECTORES MENSUALES AL BLOG, BASES DE DATOS DE E-MAILS O CORREOS ELECTRÓNICOS, SOFTWARE / ROBOT PARA ENVÍOS DE MENSAJES DE TEXTO A TELÉFONOS MÓVILES, ENLACES Y ANEXOS A REDES SOCIALES Y CHATS SOCIALES, USO DE APLICACIONES COMO WHATSAPP Y OTROS.

Contactarse a: - planetainformes@gmail.com

Móvil: +51 - 959567777 , +51 - 977851768 ,
Arequipa - Perú


ESPACIO DISPONIBLE - ANUNCIA AQUI

ESPACIO DISPONIBLE - ANUNCIA AQUI
GARANTIA DE IMPACTO VISUAL