Es un concepto que se entiende de manera universal, todas las culturas a lo largo de su historia lo han conocido, percibido, valorado y medido de diferentes maneras. Incluso, actualmente, sigue siendo una cuestión abierta. Quién podría atreverse a decir que la noción que tiene del tiempo es igual para todos, sino tratemos de recordar un buen momento en nuestras vidas, ese que nadie quiere olvidar.
Para los griegos, el tiempo fluía en ciclos, la física moderna, en cambio, dice que es un proceso lineal que va desde un comienzo hasta un fin, del Big Bang al cierre cósmico. El sentido común nos lleva a la conclusión de que, efectivamente, el tiempo se mueve irreversiblemente hacia adelante, los relojes avanzan, no retroceden espontáneamente, sino recuerden una metida de pata, una palabra dicha de la cual solo nos queda arrepentirnos pues el despiadado tiempo avanzó y no hubo marcha atrás.
La flecha de la termodinámica del tiempo explica mejor el proceso de cambio, ese que es constante y hace que todos los sistemas se muevan hacia el desorden. Una de las leyes principales de la termodinámica, la segunda, afirma que, en su conjunto, el universo está atrapado en un proceso de desenredar el orden. La teoría cuántica también puede ser utilizada para explicar a la flecha del tiempo pero con todo ello no llegamos a saber qué es el tiempo, tenemos tan solo una supuesta explicación de hacia dónde se dirige y nada más.
Einstein, gracias a su teoría especial de la relatividad, nos llevó a pensar sobre el alargamiento del tiempo. Según ella, las leyes de la física funcionan igual para todos, con independencia de cómo se estén desplazando por el universo. El efecto conocido como dilatación del tiempo solo es claramente perceptible cuando el reloj se mueve a velocidades cercanas a la luz, pero sigue siendo cierto que un reloj que se mueve en relación con nosotros irá realmente más lento que un reloj que tengamos a la mano.
Cuando Einstein publicó su teoría de la relatividad postuló una relación entre tiempo y espacio. Al respecto dijo que el tiempo no era más que una de las cuatro dimensiones del universo. Las otras tres son las familiares en las que se mueve nuestro cuerpo: hacia arriba, abajo, adelante, atrás y a los costados. La diferencia radica que cuando elegimos movernos a través de dimensiones espaciales no tenemos control sobre nuestro movimiento a través del tiempo.
Estas cuatro dimensiones de Einstein no son otra cosa que el espacio-tiempo y pueden distorsionarse por algo en su interior que tenga masa o energía. Así podemos entender cómo funciona el universo e incluso darnos pistas del origen del tiempo. Por ejemplo, la masa del sol distorsiona más que nuestra masa y, según la relatividad general, esta distorsión es la base de la atracción gravitatoria que mantiene a la tierra en órbita. Entonces, si tenemos una estrella gigante desintegrada (un agujero negro), la distorsión será mucho mayor.
El agujero negro tiene un campo gravitatorio enormemente fuerte y una región esférica cerca de su centro, en donde la velocidad necesaria para alejarse de él es mayor que la velocidad de la luz, nadie puede escapar de esta región y menos conseguir información acerca de lo que ocurre más allá de su límite conocido como horizontes de eventos o sucesos. Así, si alguien estuviera observando desde una distancia segura mientras caemos hacia el horizonte de eventos vería que nuestros movimientos se hacen más lentos y después se detienen al pasar el tiempo de manera infinitamente lenta para nosotros en comparación con el observador.
A principios de los setenta, Roger Penrose y Stephen Hawking adaptaron la idea matemática de la singularidad del agujero negro para explicar el origen del universo. Decían que en un agujero negro todo desaparece dentro de la singularidad. Pero si se invierte la matemática del proceso la singularidad podría dar origen a la trama misma del espacio-tiempo. Esto ha sido considerado la mejor descripción del Big Bang, el origen del propio tiempo.
Ahora sabemos que la relatividad especial y la general no son la respuesta final, pese a que nos han ayudado a saber de dónde procede el tiempo y podríamos obtener una descripción más completa del cosmos y de cómo se comporta todo lo que alberga a través de la gravedad cuántica que aplica ideas relativistas del tiempo en la teoría cuántica para describir cómo se comporta el micromundo de las moléculas, átomos y partículas subatómicas.
A pesar de todo lo expuesto, seguro pensarás como yo, que no hemos logrado descifrar qué es el tiempo y que nos tocará pensar que el tiempo es una ilusión, por cierto muy útil y la interpretación que le demos a sus consecuencias residirá en lo que nosotros o más precisamente nuestro núcleo estriado quiera que creamos. Yo, mientras tanto, les dejo unas palabras de una de las más bellas canciones de Seru Girán: "El tiempo es veloz, tu vida esencial".
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