20minutos.es: Informa
* La interacción en el metaverso precisa de dinero virtual para ir comprando cosas o asistiendo a los numerosos espectáculos de pago.
* 300 unidades de la moneda utilizada en Second Life equivalen a un dólar, mientras que un crédito de Habbo cuesta unos 0,20 euros.
* Más noticias sobre tecnología en Consumer Eroski.
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Navegar por la Red no tiene por qué ser una experiencia únicamente bidimensional. Los universos virtuales (o metaversos) permiten experimentar una sensación de vida en internet similar a la del mundo exterior. Pero bajo la apariencia de un servicio al que cualquiera puede tener acceso, los metaversos esconden un universo en el que hay que pagar por casi todo.
Son un negocio y por lo tanto deben generar beneficios. Cuentan con su propia moneda virtual para realizar las transacciones. En Second Life son los 'dólares linden' y en Habbo los 'créditos'.
Para acceder a muchos servicios y objetos hay que realizar un desembolso
Ambas monedas tienen su equivalencia en moneda de curso legal: 300 'dólares linden' equivalen a un dólar real, y los 'créditos' cuestan entre 17 y los 23 céntimos de euro. Tanto una como otra moneda sirven para conseguir desde ropa nueva hasta casas, motocicletas o mobiliario del hogar.
Los objetos que el usuario compra en Habbo se denominan 'furnis', y cualquier elemento se puede englobar en esta categoría: una habitación, ropa, muebles o entradas para conciertos virtuales. Incluso se ha dado el caso de un robo de mobiliario virtual que ha acabado en un juzgado.
Un interminable centro comercial
En Second Life no es la empresa la que cobra por los objetos y servicios que el usuario puede adquirir, sino que lo hacen las distintas empresas de desarrolladores y diseñadores que han intuido posibilidades de negocio y se han establecido en este universo. Incluso hay inmobiliarias que especulan con el precio del suelo digital, de lo que se deriva que es necesario pagar por una parte de suelo donde asentarse.
Como resultado el usuario podrá entrar y manejarse bien en estos metaversos, pero de forma ineludible comenzará a aburrirse a los pocos días de pasear por sus paisajes. A no ser que haya dado de alta una cuenta premium y tenga, en consecuencia, dinero virtual para ir comprando cosas o asistiendo a los numerosos espectáculos de pago.
En muchas ocasiones estos universos parecen un interminable centro comercial de diseño donde todo es perfecto y hermoso, si bien nada está al alcance de los usuarios que no están dispuestos a pagar. ¿Sueño o pesadilla?
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